lunes, 2 de agosto de 2010

RUSIA, DÍA 2. MOSCÚ

No hay nada como un buen despertar en un hotel de cinco estrellas, junto al río Moscova, bajar por el pulcro ascensor de cristal y encontrarte un cartelito en castellano que indica a los turistas de "Las Españas" hacia dónde dirigir sus pasos para desayunar. Recordando otras estancias en hoteles de cinco estrellas nos habíamos preparado para el lujo. La desilusión llegó enseguida, no entiendo cómo un hotel de 5 estrellas se permite el lujo de poner una mierda de desayuno al estilo de campamento infantil, os juro que no exagero nada. Sospecho que mucho tiene que ver Iberojet en todo esto, aunque también había turistas de otras compañías... Un desastre. En fin, nos preparamos para asaltar Moscú, como teníamos una comida incluida decidimos acompañar al grupo en su ruta vía autobús, traicionando una vez más todos los principios básicos que he tenido durante toda mi vida relacionado a los viajes. Dimos unas vueltas con comentarios intrascendentes por parte de la guía, pude respirar el odio que, al menos la guía, tiene a los chechenos y a todo ruso con apariencia musulmana y poco más. Tras comer cerca del Kremlim en un antiguo refugio de la guerra (al menos eso parecía), nos liberamos del yugo del tour operador. Decidimos dar un paseo que la Lonely Planet recomendaba bordeando el ríos Moscova y visitando los jardines más afamados de la capital rusa. Para mi no sólo fue aire de libertad, también fue una sorpresa. Iniciamos nuestra ruta en la super catedral de Cristo Salvador, es una reconstrucción muy reciente de la que Stalin mandó derribar para hacer un macro monumento a Lenin que nunca hizo. La catedral es espectacular, las vistas desde el recinto también lo son y tiene como un puente estilo parisino (creo que le llaman el puente de los enamorados) que lleva hasta una isla dentro del Moscova que es por donde continuamos nuestra ruta. Nos os comentaré todo el recorrido porque es largo, pero si os diré un par de cosas. Es imprescindible desde mi punto de vista que visitéis un jardín que recibe varios nombres, "el de los héroes caídos", "cementerio de estatuas", realmente se llama Jardín de la Escuela de Bellas Artes (o algo así). Vale dinero entrar, una abuelita es implacable en eso, pero allí están todas las estatuas que se derribaron en la revolución de los años 90 contra el comunismo. No veréis en todo Moscú (salvo en el Metro) ni una estatua de Lenin, Stalin... están todas en este parque. Además la Escuela de Bellas Artes sigue poniendo esculturas nuevas (más originales) y el Parque se convierte en algo idílico. Tiene cuarto de baño y una mini cafetería dentro, como vale dinero por allí sólo pasean los moscovitas pijos. Más hacia el sur, el siguiente parque es el Gorki, aquí vale pasta entrar también, pero entras a un Parque de atracciones bastante curioso (demasiado silencioso para mi gusto), con una mezcla de atracciones entre de época comunista y factoría Disney que pone los pelos de punta. Consejo, no pidáis palomitas están asquerosas. Al final de ese parque hay una especie de local New Age, a la interperie que está considerado como el mejor local Chill Out de Moscú, tomamos algo allí y saqué dos conclusiones, que es cierto que es muy muy bueno el local y que las camareras deberían estar en las mejores pasarelas de modelos de Europa, no es sólo mi opinión, mi pareja también opina lo mismo (lástima que mis ojos tuvieran que estar casi fijos en el té que nos sirvieron). El paseo por la orilla "este" del río Moscova nos dejaría alguna sorpresa más, sobre todo un servicio de alquiler de bicicletas bastante chulo y una parada de metro a 20 metros sobre el nivel del río, para ser el metro más profundo del mundo discurre bastante alto en ese tramo. Tras aquello visitamos la explanada y mirador cercano de la Universidad Estatal de Moscú, es impresionante, hay un par de decenas de bustos de científicos, muchos se parecían entre si, pude ver varios que me sonaban Paulov, Mendelev... desde allí se hacen muy buenas fotos. En el mirador que hay justo al norte de la Universidad, podréis ver una vista impresionante de la ciudad y tomar el pulso a las actividades juveniles (hay muchos puestos ambulantes, moscovitas bailando hip hop...). Así acabamos aquel día, para ser un primer aterrizaje en la ciudad estuvo bien, le perdí el miedo a la policía y los moscovitas con pinta de mafiosos georgianos y entrené mi cirílico por un sorprendentemente puntual y rápido Metro.



Comenzamos en las inmediaciones del Kremlim. Cerca de esta ubicación tenéis los mejores puestos de matrioshkas ,que no os engañen los guías en San Petersburgo son más caras.

Aquí empezó nuestra ruta, impresionante la reconstruida Iglesia de El Salvador.


Aunque vale dinero entrar, merece la pena este lugar preñado de historia comunista y relajante césped. Os lo recomiendo y mucho. Tiene muchos nombres: Parque del arte, parque de las estatuas, de los héroes caídos...



Paulov. En la Universidad Estatal de Moscú. A mi perro le cae mal este hombre... no sé por qué.


Paseo por la orilla del río Moscova. La imagen habla por si misma.

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